EXPERIENCIAS
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¿Cómo crecen los hongos?
Los hongos no requieren tierra, sino un sustrato orgánico rico en celulosa y lignina, que les proporciona nutrientes. El sustrato se inocula con el micelio del hongo deseado. El micelio es el sistema vegetativo del hongo, que suele alimentarse de cereales (como centeno o mijo). Este inóculo se distribuye y mezcla uniformemente dentro de las pacas o el sustrato. Las pacas inoculadas se colocan en una cámara de incubación durante unos 10-20 días (la duración varía según la especie). Durante esta fase, el micelio se desarrolla y coloniza todo el sustrato, transformándolo en un cuerpo compacto. Una vez que el micelio ha colonizado la paca, es necesario estimular la formación del cuerpo fructífero (el hongo propiamente dicho), por ejemplo, mediante un choque ambiental. Tras el choque, los hongos comienzan a desarrollarse (la poda) y crecen en ciclos sucesivos llamados cosecha. Las setas se recolectan a mano y con delicadeza, a menudo en varias pasadas al día, para asegurar que se recojan en el punto óptimo de madurez, tamaño y frescura.
El papel del buscador de trufas
El buscador de trufas conoce los "lugares truferos", es decir, los bosques, terrenos y zonas propicias para el crecimiento de este hongo subterráneo. Estos lugares se caracterizan a menudo por la presencia de árboles específicos, llamados plantas simbióticas, como robles, encinas, álamos, tilos y carpes, con cuyas raíces la trufa vive en simbiosis. Cuando el perro Lagotto huele la trufa, comienza a escarbar la tierra con sus patas, señalando así su ubicación. El buscador de trufas interviene entonces con una herramienta especial llamada pala o "zappino". Con sumo cuidado, extrae la trufa de la tierra sin dañarla. Esta operación requiere precisión y delicadeza para no dañar el hongo y preservar el micelio, el sistema vegetativo de la trufa que permite su futura regeneración. Tras la excavación, el buscador de trufas siempre recompensa a su perro con una golosina. Esto fortalece el vínculo entre ambos y anima al perro a seguir buscando con entusiasmo.
¿Cómo se produce la miel?
La producción de miel comienza con las abejas obreras, llamadas recolectoras. Estas recolectan néctar (una solución azucarada secretada por las plantas, compuesta principalmente de sacarosa y agua) de las flores usando su lígula (una especie de probóscide). El néctar se almacena temporalmente en un órgano llamado saco melario (o ingluvia), que es diferente del estómago. Durante el vuelo de regreso a la colmena, y una vez que el néctar se ha depositado en las celdas, la abeja lo regurgita, mezclándolo con las enzimas presentes en sus glándulas salivales, iniciando así un proceso bioquímico. Cuando la miel alcanza la consistencia adecuada y su contenido de agua se reduce al nivel óptimo, está lista para su almacenamiento a largo plazo. Las abejas sellan entonces las celdas llenas de miel madura con una fina capa de cera, llamada opérculo. Esta cápsula protege la miel de la humedad y las bacterias, preservando su frescura y calidad. El apicultor, durante su labor, debe asegurarse siempre de que las abejas tengan suficiente miel para sobrevivir.
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